Teniendo en cuenta que de los neumáticos depende tu seguridad y comodidad durante la marcha, el desgaste de neumáticos cuando transitas supone un riesgo que debes evitar a toda costa. Por esto, desde Salfa NyB te contamos cómo identificar si tus neumáticos están en mal estado y cuáles son las consecuencias.
¿Cómo se origina el desgaste de neumáticos?
Básicamente, los neumáticos desgastados son aquellos que muestran claros signos de deterioro, derivados de su uso y antigüedad, y que, además, han alcanzado el grosor permitido (1,6 mm) en la banda de rodado.
Estos no se desgastan siempre de la misma forma, sino que dependiendo del nivel de presión que tengan y su alineación, pueden estarlo más por fuera o por dentro.
Desgaste por mala presión
Si tus neumáticos tienen más presión de la recomendada por el fabricante, se hincharán en exceso y la banda de rodadura estará más en contacto directo con el pavimento, hacia el centro. Por lo tanto, el desgaste será mayor por dentro y sus dibujos desaparecerán mucho antes que en los laterales.
Ahora, si, por el contrario, les falta presión, se deformarán y parte de los flancos se apoyarán en la carretera, provocando que el desgaste se dé por fuera.
Desgaste por mala alineación
Por seguridad, tus neumáticos deben tener una máxima superficie de rozamiento con el asfalto, para garantizar que tu auto tenga mayor tracción y control mientras conduces.
Cuando estos se gastan por la zona interior o exterior, es señal de que la alineación y, concretamente, el ángulo de caída, no están bien configurados. Así, notarás que tus neumáticos no están bien balanceados porque producirán vibraciones que se transmiten al volante. También, te darás cuenta de que, al soltarlo, tu vehículo se dirigirá hacia un lado u otro y no mantendrá recta la dirección.
Tipos de desgastes de neumáticos
Asimétrico
Se da de forma desigual en tus neumáticos, ocasionando que una parte se dañe antes que otra. Puede deberse a una mala alineación de las ruedas.
Circular (de hombros)
Cuando la altura de la banda es mayor en la zona que va desde la banda de rodamiento hasta el centro de los hombros de tus neumáticos.
Cotidiano
Se trata del desgaste normal que tienen tus neumáticos y que se presenta de forma natural por el paso del tiempo, tanto en anchura como en contorno, es decir, sin que una zona esté más gastada que otra.
Central o cóncavo
Suele producirse cuando la presión de tus neumáticos es excesiva, limitando la zona de contacto solo a la parte central. Ocurre cuando no se respetan los niveles de presión especificados por el fabricante, especificados según el número de personas/carga normal recomendado. Ten presente que cuando el centro de tus neumáticos muestra un desgaste más que evidente, pueden aumentar las distancias de frenado de tu vehículo y los accidentes.
Banda de rodadura
Aparece debido a fallos en el sistema de ABS (en español «Sistema Antibloqueo de Frenos»), frenos con problemas, llantas deformadas o excéntricas, posible contaminación de agentes químicos y otros desperfectos puntuales en tus neumáticos.
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Riesgos por neumáticos desgastados
Entre las consecuencias que trae consigo el que tus neumáticos estén desgastados se encuentran:
Pinchazo
Piensa que un neumático en mal estado, con poca banda o mala presión, es más propenso a pinchar y a dejarte varado en la vía. ¿Por qué? Pues porque la banda de rodadura posee una cantidad considerable de goma y estrías, que no solo sirven para evacuar el agua en caso de lluvia y mejorar el agarre, sino que son un elemento de protección contra los miles de objetos en la carretera.
Sufrir un reventón
Cuando el neumático ha perdido mucha goma o su presión es inferior a la adecuada, reduce enormemente su resistencia. Así, y aunque no lo parezca, el caer en un simple bache a cierta velocidad, puede ser la causa de un reventón que, en casos más graves, puede causar hasta la pérdida de control total sobre tu vehículo.
Desllantado
Puede suceder si tus neumáticos ruedan con una presión inferior a la aconsejada. Ten en cuenta que los neumáticos exteriores soportan todo el peso en la curva, por lo que, si llegan a desllantarse es muy probable que ocurra un volcamiento.
Pérdida de adherencia
Los neumáticos son el punto de apoyo de tu vehículo sobre la vía y, por tanto, deben estar en óptimo estado para adherirse óptimamente a ella. De lo contrario, es muy fácil que pierdas el control de tu vehículo y puedas sufrir un percance.
Esta circunstancia se ve agravada cuando llueve: el pavimento mojado ya supone un riesgo de por sí, pero si la adherencia de tus neumáticos es mala, el peligro se incrementa exponencialmente.
En este sentido, es particularmente elevado el riesgo de que sufras el temido «aquaplaning», es decir, que tus neumáticos no puedan absorber el agua de la calzada correctamente y se deslicen flotando sobre ella.
Consumo más elevado
Por supuesto, de combustible. ¿Cómo? Si la presión no es la correcta, ya que si es muy elevada o está por debajo de lo indicado, tu vehículo estará circulando en unas condiciones para las que no ha sido fabricado, aumentando así el consumo de diésel.
Menos confort
Por último, hay que hablar de comodidad. Los fabricantes de neumáticos se esfuerzan cada vez más en producir neumáticos que no solo aporten un buen agarre y durabilidad, sino mayor confort.
Al circular con un neumático sobre inflado, tu comodidad y la del resto de los pasajeros se verá afectada, al igual que si este estuviera desalineado o con un desgaste desigual. En todos los casos, el confort y la seguridad de tu auto se verán comprometidas y se manifestarán por medio, por ejemplo, de vibraciones constantes.
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